
Hoy el Gym está cerrado, ¡Creo que no podré soportarlo!
El deporte, la vida saludable y el mantenerse activo es una de las metas que nos proponemos a lo largo de la vida. Sea para sentirnos más esbeltos, bonitos y atractivos, realizar actividades físicas nos ayuda mucho a descargar tensiones de un día pesado de oficina, a hacer nuevos amigos o a simplemente sentirnos bien.
Es habitual cuando nos ponemos un objetivo, intentar cumplirlo al máximo. Adelgazar aquellos rollitos que tenemos de más, marcar nuestros músculos o solo sentirnos más livianos, son algunos de los objetivos que podemos tener.
Y sucede que esta sociedad suele fijarse mucho en ello ¿no? Si esto no fuera así, no existirían la cantidad de gimnasios, técnicas para ejercitarnos, dietas,etc.
¿Te ocurre que miras y te comparas con aquellos cuerpos atractivos de las redes sociales? ¿O quieres usar aquella ropa que tan bien le queda a esa cantante?
Son cosas a las que aspiramos y nos hacen sentir bien. Aunque a veces debemos prestar atención para no caer en imágenes que son demasiado idealistas.
¿Te ha ocurrido al mirarte al espejo, percibir que alguno de los músculos de tu brazo o espalda no tienen las dimensiones deseadas? Más allá de lo que otros te dicen.¿o ver a un compañero de trabajo en mejor forma y encontrar necesario llegar a ese estado?
“Siento que la gente me juzga por mi diminuto cuerpo. Nunca me sentí tan avergonzado.”
A veces esos pensamientos pasan por nuestra mente, volviéndose insistentes y recurrentes. Entonces queremos llegar a ese objetivo tan anhelado del cuerpo musculoso, delgado y sin grasa.
Muchas veces nos obsesionamos e intentamos llegar con todos los métodos necesarios a nuestro objetivo, y en alguna medida eso diríamos que no tiene nada de malo. Pero, ¿cuando deberíamos prestar atención?
Y aquí es necesario hablar de las obsesiones. Aquellas pensamientos y acciones que pueden volverse hipertensas y que pueden hasta limitar algunas funciones básicas de la vida cotidiana de la vida de cualquier persona.
Muchos pensamientos sobre la obsesión a vernos saludables, atractivos y tonificados se comienzan a ver cuando nos enfocamos en pequeños detalles imperceptibles para otros: Aquel pequeño músculo de la espalda que se siente pequeño, aquellos muslos poco prominentes, etc. También cuando, por alguna eventualidad, el gimnasio debe cerrar y sientes tanta ansiedad al respecto que resuelves entrenar en tu casa, porque sientes que tus muslos se desinflan si pasas sólo un día sin entrenar.
La gente cercana a ti, te mencionan que te ven muy obsesionado por tu cuerpo y te sugieren que ya son suficientes las dimensiones que el mismo tiene como para seguir ”creciendo”. Sin embargo, tú piensas que “todavía falta un poco en la espalda”, que “aquel hombre que entrena los jueves en el gimnasio tiene unos bíceps más prominentes que los tuyos”
Muchas veces las obsesiones no causan ninguna satisfacción y no tienen límite, es decir que nunca alcanza lo que hagamos para tener aquel cuerpo perfecto. Allí, en esa insistencia es que comienza la primera alerta. En aquel momento cuando dejamos todo para hacer algo con exclusividad e impulsividad. Cómo sería dedicarnos exclusivamente a tener un cuerpo perfecto, enfocando nuestra dieta sólo a lo saludable y haciendo ejercicios para perfeccionar más y más aquel cuerpo que no nos gusta.
Dejamos de asistir a reuniones por no saber qué ponernos o porque no tendremos la comida saludable con la que nos alimentamos, o simplemente no nos sentimos seguros con nuestro cuerpo para reunirnos socialmente.
¿Te ha ocurrido perder amigos o alguna pareja por no poder dejar de ir a entrenar?¿O compararte todo el tiempo con otra persona que consideras en mejor forma?
Me da verguenza mi cuerpo, siento que todos me miran
Socialmente la idealización del cuerpo a través de los medios de comunicación, redes sociales, etc hacen de modelo para compararnos. Vemos a aquella persona que seguimos con un cuerpo en forma, musculoso y atractivo y sentimos que nosotros no llegamos ni a la mitad de eso que vemos.
Debemos claramente tener en cuenta que tener una vida sana, con una alimentación y ejercicios equilibrados es importante. Pero de lo que aquí estamos hablando es de la autoestima de cómo calificamos nuestro cuerpo.
Cómo cuidamos nuestro cuerpo y cómo queremos que éste sea, muestra y proyecta aspectos emocionales, cognitivos y psicológicos. Marcado por las emociones, nuestro cuerpo también manifiesta nuestras inseguridades.
¿Puede un hábito saludable convertirse en una trampa que juega con nuestra autoestima?
La respuesta es sí. Sólo para nombrar un caso extremo , describiremos a la Vigorexia. Ésta misma viene acompañada por un complejo de inferioridad. Las características que la definen son:
No debemos magnificar la situación pero sí tener presente que el equilibrio en todos los aspectos de la vida son vitales para mantener la salud. Por ello en algunos casos es recomendable la consulta con un profesional cuando notamos que algunos de estos síntomas se repiten o se intensifican, disminuyendo nuestra calidad de vida.