
Experimentar desastres naturales, participar en conflictos armados, ser amenazado con armas de fuego, presenciar acontecimientos en los que se produzcan heridas graves, ser el protagonista de una agresión física o sexual, son algunos de los eventos que se pueden definir como una experiencia potencialmente traumática.
¿Qué pasa en la psiquis de las personas que sufren estas experiencias?, ¿existen consecuencias psicológicas ante estos traumas? Para responder a estas preguntas, en este artículo se hará una revisión acerca de las características de las experiencias potencialmente traumáticas, estrategias para afrontar un trauma y las consecuencias de vivir una experiencia traumática.
Las experiencias potencialmente traumáticas según indica el DSM IV son aquellas que se experimentan de forma directa, mediante la observación o por la noticia del suceso, en el que ocurre o se produce una amenaza a la integridad física de la persona o de otras personas.
Estas experiencias son variadas, entre las que se encuentran:
Estas experiencias pueden ser masivas, es decir, experiencias donde se involucra gran cantidad de personas, como es el caso de desastres naturales, guerras, conflictos armados, ataques terroristas, entre otros.
Después de este tipo de eventos se tienen ciertos síntomas, lo que no quiere decir que se haya generado un trastorno. Estos síntomas pueden ser: pesadillas, recuerdos recurrentes del evento, insomnio, dolencias por el tipo de suceso. Para que todo ello se considere trastorno, ha de durar en el tiempo.
Las investigaciones demuestran que los individuos ante experiencias traumáticas, tienen la capacidad para adaptarse utilizando habilidades emocionales que disminuyen el impacto de lo vivido. Algunas de estas habilidades son:
Es importante señalar que las personas que desarrollan estas habilidades no dejan de sufrir en las primeras etapas, en que se produce la experiencia traumática. Este tipo de sucesos son multidimensionales, por lo que hay aspectos positivos y negativos que se van presentando durante la experiencia.
Las experiencias potencialmente traumáticas pueden conducir a un trastorno por estrés postraumático. Por lo que el individuo puede presentar, pesadillas sobre el suceso, sentir que el episodio se revive con frecuencia y reaccionar ante el mismo como si fuera real, exhibir angustia por el evento, tener problemas de concentración, evitar sitios que se relacionen con lo sucedido, sentir culpa por sus acciones durante el suceso, actuar de manera imprudente, entre otros síntomas.
No todas las personas que viven una experiencia potencialmente traumática sufren de este trastorno, considerando las estadísticas solo un porcentaje menor al 10% son los que suelen generarlo.
En los adolescentes los eventos potencialmente traumáticos, pueden traer problemas como episodios depresivos, las tentativas suicidas, el consumo de alcohol, el uso de sustancias adictivas, miedo, ansiedad o conductas violentas. Mientras que en la población infantil este tipo de traumas pueden causar problemas neuropsiquiátricos crónicos mucho más graves.
La ayuda psicológica es relevante cuando los síntomas ante el trauma persisten. El psicólogo tiene la función de enseñar y orientar a los individuos para que de forma positiva aprendan de lo sucedido, continúen con sus vidas y encuentren la fuerza para que el evento traumático se convierta en un crecimiento personal.
Bibliografía
Vera, B., Carbelo, B., y Vecina, M. (2006). La experiencia traumática desde la psicología positiva: resiliencia y crecimiento postraumático Papeles del Psicólogo, vol. 27, núm. 1, enero-abril, pp. 40-49 Consejo General de Colegios Oficiales de Psicólogos Madrid, España